El 11 de abril de 1970, la nave espacial Apolo 13 sufrió una explosión en un tanque de oxígeno cuando llevaban dos días en el espacio. Sin oxígeno suficiente y encerrados a 330.000 km de casa, consiguieron improvisar una vuelta y llegar a salvo después de cuatro días vagando por el espacio.

No sé a ti, pero para mí la sola idea de verme metido en una situación así se vuelve una pesadilla.
Que todos tus planes se esfumen en un segundo, encerrado, sin saber que va a pasar, ni cuanto tiempo, sin tener control sobre nada y sintiendo que te falta el aire.
Bien.
Pues yo creo que con la ansiedad ocurre algo parecido. Aparece en un instante y nos encierra en nuestro propio cuerpo, sintiéndonos con el agua al cuello todo el tiempo, con la sensación de que no tenemos control sobre nada y haciendo que dejemos de lado todas las cosas que son importantes para nosotros.
Pero hay algo bueno, y es que a diferencia de esos pobres astronautas que se quedaron en medio del espacio sin apenas aire que respirar, nosotros sí podemos hacer algo para poder recuperar el control de nosotros mismos y la alegría de vivir.

