El señor de los anillos en una trilogía que nos relata la historia de cómo Frodo Bolson junto con su equipo recorren toda la tierra media para eliminar el anillo único del poder.
Frodo, un pequeño hobbit que se ve envuelto en la gran tarea de cargar con el anillo y sortear tremendos problemas para evitar que este caiga en las manos del enemigo y así poder destruirlo.
Según avanza su viaje, y a pesar de ser un pequeño anillo, este le pesa cada vez más, frenando su avance en el camino, impidiéndole ver su misión, perdiendo las ganas de todo y haciéndole dudar hasta de sus amigos más cercanos.

Cada día que pasa, se va encerrando más en sí mismo, hasta el punto de que llegado el momento se ve incapaz de destruirlo.
Si has leído hasta aquí, te preguntarás por qué te cuento esto.
Pues bien.
Para mí, la historia de Frodo es una metáfora que explica el camino que vive una persona que empieza a sufrir depresión. El principio es muy sutil, un día te levantas más triste, pero sigues con tu vida como si no pasara nada.
Poco a poco te vas sumiendo en una tristeza a la que no le ves final, ya no tienes ganas de hacer las cosas que antes te motivaban y tus objetivos han perdido todo el sentido. Pierdes el apetito y cada vez duermes menos y descansas peor.
En El señor de los anillos Frodo se ve obligado a arrastrar su tremenda carga hasta que ya no puede más, pero tú no tienes que llegar a ese punto. Juntos podemos trabajar para que recobres las ganas de vivir y todo vuelva a tener sentido.

